¿Quién dijo que donde hay pelo hay alegría? Seguro que un melenudo de esos que van de machos por la vida. Puedo prometer y prometo que después de
mucho comparar, me quedo sin lugar a dudas con el calvo, y no me refiero al atún... En este relato os cuento como un calvorota me hizo que llorara sin
ver Titanic.